20081017

Ciencia Ficción

Arca 2.0

La tenue luz eléctrica marcaba el comienzo de otro día, aún se mantenía la sincronización, era algo espectacular, los días de verano eran más largos que los días de invierno.
La cafetera se había quedado sin suministros, pensó en pasar por la tarde por la biosfera B-3, de paso revisaría un aspersor bloqueado.
Hoy habrá otra junta, será algo rutinario, control de mutaciones en las especies más vulnerables, limpieza de la energía del reactor, evaluarán la producción de alimento, que otra vez superará la meta, todo como de costumbre
Para el Dr. N. los circuitos que controlaban el reactor nuclear y distribución de recursos del bioma estaban mal diseñados. En una década había quemado por lo menos cinco procesadores. Le parecía muy estúpido el modo de pensar de los demás habitantes del domo.
— ¿Tiene idea de la magnitud del problema?
— Oh si, un procesador, no hay mas que cambiarlo.
— Bien, ¿dónde conseguimos un procesador? ¿Conoce usted una tienda de electrónica abierta a 300.000 Km. a la redonda? ¿Por qué no mejor sale a la superficie a ver si ya abrieron una?
— Exagera usted, pues se toma el procesador de alguna computadora personal.
—Ya hemos hecho eso, en cinco ocasiones, dígame, ¿sabe cuantos computadores personales quedan en esta biosfera? ¿Qué carajos haremos no quede un maldito chip sin quemarse?
N. sabía que exageraba la situación, el sabía que aún quedaba el sistema manual. Sería algo engorroso, pues de tener que recurrir a este método, que requería que dos personas estuvieran monitoreando en cada momento del día.
Activaron el modo manual, desnudaron el núcleo de la computadora principal, cambiaron el chip y reiniciaron el sistema. La computadora retomó el control sin novedades. Buscaron los planos de los circuitos. El Dr. N. sabía que tendría diversión para rato rediseñando la cosa, de tal modo que no sobrecargara el procesador. Distracción por al menos dos meses.
El Dr. N. pensaba en las doscientas personas que tenía a su cargo. La mitad eran unos idiotas, fallaron al escogerlos. ¿Quién en su sano juicio elegiría para continuar con la humanidad a la mitad como caras bonitas?
Esto no era más que otro ataque de rabia contra los operarios. ¿Por qué no quería comprender que los recursos eran limitados? ¿Por qué habían roto el último contador Geiger-Müller? El Dr. N les había explicado una y otra vez como funcionaba el detector de partículas, esto para hacerles entender que tal aparato tenía una delicada membrana de cristal de cuarzo. ¿Cómo diablos sabrán entonces cuando el nivel de radioactividad en la superficie sea tolerable?
Tomó el transporte hacia la unidad B-3. Quería café natural, los sustitutos artificiales de la cafeína no tenían el mismo sabor. “Bien, habrá que esperar hasta tostarlo y molerlo” pensó. En el fondo le agradaba la idea, era interesante realizar una actividad sin mayores riesgos. El futuro de la humanidad no dependía de tostar granos de café.
“Enviaré una rata, un ave, o uno de esos idiotas cada mes a la superficie, resuelto el problema, ya podremos medir de nuevo la radiación en la superficie.” El túnel era extenso, tuvo tiempo para pensar en las otras cinco Arcas.
La ONU tenía previsto construir nueve en total. Una en cada continente, una en cada polo y dos en la luna, pero finalmente construyeron cuatro. A lo mejor ellos tenían planeada la masacre con armas químicas y el invierno nuclear.
¿Habrán sobrevivido las otras? Esta en particular era una versión mejorada construida optimizando los planos con las que se habían construido las otras tres. ¿Por qué a nadie se le ocurrió conectar al menos por telégrafo las Arcas? ¿Habrán sobrevivido?
¿Y si la especie humana dependiera netamente de la gente a su cargo? Al menos la mitad del personal estaba calificado para crear una nueva humanidad. Tenían el código genético completo de la ciencia y tecnología en formato digital, desde la rueda y la escritura hasta la fusión nuclear que los tenía donde están ahora.
Bajó del transporte. “¿Y si los idiotas nos hacen volver a otra edad de piedra? ¿Serían capaces de borrar toda huella remanente de civilización?” No se preocuparía más por asuntos de largo plazo.
Caminó entre senderos de piedra hasta la plantación, sintiendo en su cara el fino rocío cerró los ojos y se abandonó al aroma del café.

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Filipo Rviz y el Taller del Cuento Ciudad de Bogotá 2008

Sobre esta página

Filipo Rviz / Felipe Gómez abre este espacio en abril de 2008 cuando hizo parte del Taller de Cuento Ciudad de Bogotá 2008.
Dirigido por Carlos Castillo Quntero
http://www.tcuentobogota.blogspot.com

Desde entonces esta Bolsa de Ideas reune los relatos preliminares.


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