20100531

Volver al mar

Llueve en cada rincón del planeta, una vez cada tres años, meses enteros, por la tarde, por la noche, por la mañana, cuando al cielo se le da la gana. Hoy me harté de la lluvia en la capital. El olor a tierra tan familiar que se levanta cuando se precipitan desesperadas las gotas, hoy me repugna. Me hastíé de estar empapado aguantando frío.


Quisiera volver al mar. Quisiera estar de nuevo en la playa, disfrutando el aire húmedo, con la espesa y fresca brisa, quisiera sentir de nuevo el calor de la costa, donde no solo el sol irradia, lo hace también la arena, las olas, la sombra, sentir de nuevo esa sensación de bienestar y despreocupación.

Correr de nuevo hacia el mar, aunque sea ese mar de turistas, mar de mentiras, un mar tranquilo y cristalino, con pequeñas olas rompiendo con suavidad. Correr por la arena dorada, hasta que el agua llega poco abajo de la cintura, hasta que nadar sea más eficiente que correr. y nadar de nuevo, hacia el mar abierto, hacia la boya más lejana en la bahía. Una carrerita.

Volver a jurar a mitad de camino que no volveré a fumar, putear otra vez la condición fisica de sedentario, detenerme y tomar un respiro, flotando boca arriba, con la facilidad que brinda la densa agua salada para ejecutar esta función. Ver el cielo azul con una que otra nube de algodón, el sol radiante, blanco o amarillo, llevar la contraria y mirarlo de frente. Sentir el aire denso y cargado de oxígeno entrando en mis pulmones negros.

Nadar. Ser solo para nadar, no pensar más que en la próxima bocanada de aire a tomar, girando la cabeza hacia la derecha cuando el brazo esté fuera del agua, meter la mano en ángulo de incidencia casi paralelo a la superficie, mientras el otro brazo sale del agua. Empujar el agua hacia atrás, patada, con fuerza, patada, guardando energías para el camino largo, patada, el brazo derecho está atrás, patada, la mano izquierda ya va a entrar de nuevo al agua, patada, casi razante, el líquido no opone mayor resistencia, patada, brazo derecho afuera, brazo izquierdo remando, patada, el ciclo de cuatro tiempos va a completarse, patada, todo este tiempo la exhalación contínua ha vaciado al 70% los pulmones, patada, giro la cabeza y respiro como un cataléptico recién salido de su tumba. Allí está la boya, el ciclo de cuatro tiempos reduce su velocidad, de nuevo un respiro.

Ejercer de nuevo la función de flotación boca arriba, cerrar los ojos por el sol quemante, inhalar lentamente, exhalar igualmente, podría haber muerto. Pese al mal estado físico, no estoy tan oxidado. Me sirvió aprender a nadar desde  pelado, tierra adentro, en la montaña, en la capital, dos kilómetros y medio más arriba de donde estoy. Vaya que la Tierra es grande, pero no se siente, uno se acostumbra a ver el horizonte cercado por los cerros, así es la capital, un mundo de quimeras, con clima de primavera europea todo el año, lejana a la selva que se extiende por todo el territorio patrio.

Me gustaría volver a ese instante, haber tenido un cuchillo en el cinto y estar alerta, no estar cojeando empapado y congelado volviendo a casa, en la aburrida capital.

20100525

Bitácora del Capitán

Llegué temprano al observatorio, se supone que uno que otro estudiante va a venir a preguntar sobre sus notas, "vea que yo vine tal clase" que le ponga el chulito de asistencia, "no pelao, sumercé no firmó, entonces no vino", que cuantas páginas debe tener el trabajo final...

Esta mañana salí de casa como alma que lleva el diablo, no desayuné, apenas me bañé. Caminando hacia la avenida comí unas galletas y tomé una avena en bolsa. El fuckin' transmilenio se veía lleno at infinitum, opté por el clásico ejecutivo de $1,300 (en mis tiempos de primíparo $900), pues los cebolleros me dejan en Centro Nariño, más allá de Corferias. San Diego-UNAL-Javeriana, tetia'o. Me colgué en la puerta delantera, la maleta quedó balanceandose peligrosamente por fuera del bus mientras buscaba de donde agarrarme. Estaba paseando en Chiva, en pleno Bogotá a las 6:50 am.

Ya en el observatorio decidí lavarme la boca, sentía el sarro acumulado hastiándome. Saqué el cepillo y la crema de la maleta, busqué la llave del baño. Pensé en todo el trabajo que hay pendiente, los trabajos de las tres mecánicas (estadística, celeste & fluidos) en el orden cronológico de entrega. Aplicación de la mecánica estadística no extensiva (propuesta por Tsallis hace dos décadas) a la velocidad peculiar de galaxias en general (escala macroscópica del universo, buscando una generalización del caso de los clústers). Estudio de la órbita de un asteroide en resonancia 1:1 con la Tierra,  dada la perturbación por la Tierra, Júpiter y Saturno, este sistema es caótico, hay que estudiar la medida del caos de Lyapunov y aplicarla al sistema. Dinámica Computacional de Fluidos, o cómo ajustar las condiciones de frontera para un objeto inmerso en un flujo laminar mediante un sistema de coordenadas no cartesiano (p.ej, elípticas) y resolver numéricamente. Además en lo berraca que está la situación de la universidad, si los capuchos hacen otra pedrea, cierran por lo menos hasta la otra semana, cuando hayan pasado las elecciones (primera vuelta).  Me convendría si y solo si el semestre se alarga una o dos semanas. Con lo perro que es el rector eso es imposible.

Vierto la crema sobre el cepillo nuevo, y no sé por qué diablos se me ocurre echarle un chorrito de agua. Esa es una costumbre de ella. Sonrío. Un año y cuarto fue tiempo suficiente para conocer y adorar sus manías. Cuando terminamos, quería no verla nunca jamás (al menos esa semana). Me había pegado dos borracheras apenas sin tiempo para el guayabo. Seguía un protocolo desactualizado, ortodoxo en la tradición de Rodriguez, precario y cavernícola desde aquí y ahora.

El primer día en la universidad luego de haber roto con ella fue un lunes. Llegué temprano, sabía que ella tendría clase en la mañana, tuve delirium tremens en la estación del fuckin' transmilienio,  cuando pasé por su facultad camino al observatorio el pulso se aceleró, plena taquicardia. A medio día me relajé. Sabía que ella se iría a casa a almorzar, estaría con su abuelita un rato, molestaría al gato, estudiaría un rato y volvería para la clase de inglés de las 6:00 pm, y por ser ella, saldría sobre el tiempo de la casa, el gato estaría más mimoso que nunca, la abuelita le pediría que comprara pan chino, llegaría la mamá, finalmente llegaría a las 6:25 a clase. No había riesgo de encontrármela.

Por la tarde estuve en la biblioteca. A las cinco me fui por un tinto a la oficina (estando aún en pregrado no tenemos un lugar propio, pero siempre nos encuentran en la cafetería de Artes).  Encontré a los compadres de la carrera, mamando gallo como siempre. Esta vez el tema de conversación era un loco curso de contexto y las tareas que dejaban. "Agujeros negros y máquinas del tiempo", buscar una serie de televisión ó una película donde hayan viajes en el tiempo con sus correspondientes paradojas (viajar al pasado y follarse a su madre para ser su propio padre, viajar al pasado y matarse antes de viajar, luego no podría haber viajado a matarse, entonces estaría vivo y viajaría de nuevo al pasado para matarse...) , teletransportación con agujeros de gusano, visita a universos paralelos a través de agujeros negros.

Estaba en mi Kibbutz (según Oliveira, no wikipedia). Ese era mi refujio, procuraba abstraerme de la vida "real" y sumergirme en babosadas y tonterías científicas, suposiciones absurdas defendidas con buenos argumentos físicos, podríamos ser excelentes guionistas de ciencia ficción. 

"-En la película La reliquia del futuro tienen problemas cuando desarrollan la máquina del tiempo por que al enviar un objeto al pasado este aparecía en la misma posición (relativa al Sol) mientras que la Tierra se habría desplazado, pero eso lo corrigen con una traslación espacial, de algún modo un agujero de gusano. -¿No deberían viajar las partículas con el marco de referencia Tierra también? -Tenga sumercé en cuenta que las máquinas del tiempo pueden llevarle al pasado sólamente hasta el momento en que la máquina empieza a funcionar, siempre y cuando la máquina nunca se apague. -Entonces ¿cómo diablos pueden grabar a Jesús cuando sale de su tumba? -Omitamos ese detalle, toda la historia empieza por que hay una secta cristiana que tiene un espejo que ha guardado la imagen del loco, y tal espejo resulta ser una cámara digital comercial que aún no existía, entonces se plantean la posibilidad de construir la máquina del tiempo..." bla bla bla.

Juro que la vi entrar a la cafetería. No tenía las gafas puestas, así de lejos no veo ni un culo. Pero la reconocí. Vi su pelo oscuro, largo, ondulado y voluminoso. La vi con la botella de agua que siempre carga, vi su maletita en la que no cabe nada pero le cabe todo lo que necesita. Llevaba puesta la chaqueta negra que parece un gabán. Desde que entró, caminó por el corredor de diez metros, se detuvo al lado de las escaleras buscando a álguien, a lo mejor a la compañera de inglés, pasaron unos quince segundos eternos. No me vió en ese lapso de tiempo, pero cuando giró su cabeza hacia donde yo estaba me acobardé, infinitamente, evité el contacto visual mirando hacia el cielo gris por la ventana, me hice el loco mientras los nervios colapsaban. Con el rabillo del ojo ver que me reconoció, luego se marchó.


20100521

Bitácora del Capitán

2010 05 21 18:37

Hoy descubrí que Vargas Llosa conoció a Cortázar en París, antes de la publicación de la Rayuela. En el preámbulo que hace a la obra de este tío de Bruselas, argentino de corazón, revela un aspecto que no había visto desde esta óptica: el juego.  La escritura como un juego, el papel como el salón de recreo atemporal, y como la cotidianidad es el caldo primigéneo para crear mundos ficticios,  realidades fantásticas.

Filipo Rviz y el Taller del Cuento Ciudad de Bogotá 2008

Sobre esta página

Filipo Rviz / Felipe Gómez abre este espacio en abril de 2008 cuando hizo parte del Taller de Cuento Ciudad de Bogotá 2008.
Dirigido por Carlos Castillo Quntero
http://www.tcuentobogota.blogspot.com

Desde entonces esta Bolsa de Ideas reune los relatos preliminares.


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