20130828

Fe

fe.
(Del lat. fides).
[...]
3. f. Conjunto de creencias de alguien, de un grupo o de una multitud de personas.
4. f. Confianza, buen concepto que se tiene de alguien o de algo.
[...]

RAE


Hay cuestiones en las que piensan que uno está loco. Loco por ver lo que los demás no pueden. Loco por tener seguridad absoluta, basado en un razonamiento "lógico" atípico. Es increíble encontrarse con una tropa dispersa pero gigantesca que tiene las mismas creencias, como los astrofísicos regados por todo el globo que creen que un telescopio espacial en órbita ha captado la evolución de un jet de gas caliente lanzado desde un agujero negro que no se puede ver.
     Pensarás que estoy loco, o simplemente que soy un terco equivocado. Y también dirás lo mismo de todos aquellos que dicen ver lo que tú no. No los conozco a todos, quizá nunca lo haga, pero todos creemos en esa fuerza motora que no se puede ver, ese momentum irrefrenable que tratas de contener, ese viento cargado de luz que brota de lo más profundo de tu ser que te permite volar, llegar hasta donde tú quieras. 
    Hay visos de esa energía en tus ojos, por más que trates de apagarla. Deja de luchar contigo misma y simplemente déjate ser, llegarás muy lejos. Yo tengo fe en ti.

20130826

Zozobrar

zozobrar.
(Del lat. sub, debajo, y supra, encima).
1. intr. Dicho de una embarcación: Peligrar por la fuerza y contraste de los vientos.
2. intr. Perderse o irse a pique. U. t. c. prnl.
3. intr. Dicho especialmente de una empresa: Fracasar o frustrarse. U. t. c. prnl.
4. intr. Estar inquieto o desazonado por la inseguridad respecto de algo o por la incertidumbre sobre lo que conviene hacer.
5. tr. Hacer zozobrar.

RAE




No hay nada más absurdo que dos personas que se aman callen eso, se entreguen a la incertidumbre que alimenta los monstruos que viven en el lado más oscuro de todo corazón, esos que para vencerlos basta una sonrisa cara a cara. Tarde o temprano se tornará  en una tragi-comedia de las equivocaciones con resultados que hieren ambos bandos. A la larga son dos personas en una canoa en medio de la nada, que dándose la espalda por orgullo u otra razón no pueden ver como el agua se filtra lentamente, y poco a poco se hunden los dos.

20130821

Lunáticos (parte i)

Él quiere volver a casa. Solamente eso, volver a sentir la brisa fresca soplando al atardecer. Son las cosas que se extrañan cuando se vive en una colonia espacial lunar. Ya van 23 meses conviviendo con el mismo equipo de científicos de planta, a ellos les encanta vivir acá, completamente aislados, a trecientos ochenta y cuatro mil kilómetros de cualquier persona común y corriente.
   Desde abajo dirán que están locos, encerrados con sus parásitos en esa roca fría sin aire, sin ganas de volver. Pero él todavía pertenece a la tierra, no puede llamarse a sí mismo lunático, no está loco, no tiene el sentido de pertenencia en la colonia. Sería loco si se hubiera embarcado en esa ridícula misión para conquistar los océanos bajo el hielo de Europa, ¿ocho años de ida hasta Júpiter? ¿Sin tiquete de vuelta?

 —Su llamada está siendo transferida, espere en la línea por favor.

   No es que él sea claustrofóbico. Estuvo dos años viviendo en el un laboratorio submarino sin salir a la superficie. Era muy diferente la cosa, él tenía apenas 18 años y estaba empezando el primer pos-doc. Venían pasantes de todo el mundo de distintos niveles, niños de 15 años terminando la maestría, dinosaurios académicos de cuarenta y tantos que ni siquiera dictaban clases ya en las universidades, nadie sabía realmente sobre qué estaban investigando. Pero eran felices, venían en parejas, un hombre y una mujer. Conocían las parejas residentes, compartían bastante tiempo.
   Es bien sabido que los subgrupos sociales se conforman según intereses en común. Él nunca tuvo problema en relacionarse con los jóvenes que lo reemplazarían en un futuro, no le molestaba enseñarles todo lo que él había aprendido. No se sentía excluido con los vejetes, a veces notaba que ellos lo miraban con compasión cuando hacía comentarios sobre su prospecto de vida. Ellos conocían un secreto místico que él no podía entender en ese momento por más estudios de comportamiento de grupos que hiciera. Con los que nunca pudo llevársela bien fue precisamente con uno que otro pos-doc de su misma edad.
   Y no era precisamente por conflictos de intereses científicos, tres personajes llegaron durante esos dos años, trabajaban en ictología, parasitología y química. Lo único en común era el interés por el lecho oceánico a 1800 metros de profundidad. Ellos cuatro nunca pudieron tratarse. Eran personas distintas pero en el fondo tan parecidas, se negaban a aceptarlo. Adultos jóvenes solitarios, académicos. Sobrevivientes.

    Era evidente cómo ese modelo de ciencia fallaba. Después del evento la Unesco propuso un modelo de humanidad basada en el conocimiento científico. Las facultades de ciencias exactas crecieron exponencialmente en los siguientes 30 años, el número de gentes de ciencia aumentó drásticamente, así como la tasa de suicidios. La Unesco habló de nuevo. Se estandarizó el aprendizaje de matemáticas rigurosas en la educación básica primaria. Química y física de colegio tenían la misma rigurosidad que años atrás solo tenían las universidades más prestigiosas. Se redujo la edad mínima para ingresar a estudios superiores. Como resultado un boom de niños genio invadiendo las aulas. El primer año después de la graduación de esa primera generación la cifra de suicidios se triplicó. Como el balance general de científicos activos mayores de 25 años aumentó, se mantuvo el modelo.

 —Su llamada está siendo transferida, espere en la línea por favor.

   Siempre se preguntó por qué terminó siendo científico. Por qué no se fue por las artes, por qué siguió la sugerencia del test de personalidad, como si a los ocho años se tuviera la madurez suficiente para decidir a qué se va a dedicar el resto de la vida.
   A veces se preguntaba por qué diablos tenía que ser tan consciente de su existencia. Por qué yo soy yo. Y si en algún momento me hubieran abortado seguramente otro feto habría ocupado ese útero, y a la larga ese otro feto crecería y se haría la misma pregunta. Quizá hubiera sido menos grave dedicarse a labores menos "nobles" para la sociedad. La era espacial se le había subido a todos a la cabeza. Cualquiera que estuviera involucrado con el asunto se sentía dichoso de contribuir a ese nuevo gran salto que iba a dar la humanidad, desde el minero con los pulmones más fregados por extraer titanio, la señora de los tintos en la oficina de asuntos ultraterrestres de las Naciones Unidas, los geeks computacionales del MIT, Caltech y el Calcutta Technical School. Era increíble el compromiso que tenían hasta los señores de cuello blanco en todos los niveles.

 —El director Huyggens está por terminar una reunión, por favor espere en la línea.
    ¿Esperar? ¿Acaso puede hacer algo diferente? ¿Acaso ha hecho algo más durante los últimos tres meses desde que concluyó su trabajo? ¿Por qué la gente seguía siendo tan inepta como antes del evento? ¿Por qué el protocolo sigue siendo vigente cuando casi les cuesta la vida?
     Tal vez no se merecían esa nueva oportunidad. La Tierra debió haber sido arrasada con lo que parecía ser la primera guerra atómica del milenio, el evento. La versión oficial culpó a un hacker servio de infiltrarse en el pentágono y lanzar tres misiles: Moscú, Shangai y Londres. Tres bombas "limpias" que devoraron más de doce millones de personas. En respuesta Rusia atacó Nueva York desde Cuba, Japón a San Francisco. Nunca se supo quién atacó Nueva Delhi. veinte millones más.
    Faltó muy poco para que bombardearan Korea e Irán. Faltó poco para que sembraran gigantescos hongos radioactivos por todo el globo. De algún modo extraordinario miles de cabezas militares se congelaron de pavor al pensar que ese sería el fin de la especie. Después de esas seis explosiones hubo un largo silencio.

 —¡Porter! Me alegra verlo, no puedo creer que hace solo unos meses usted y yo estuviéramos charlando personalmente sobre su viaje a la estación lunar internacional.
 —Igualmente director.
 —¿Que tal sus experimentos con un sexto de la gravedad? En lo personal me resulta muy extraño hacer experimentos donde los científicos sean el objeto de estudio. Muy buena su idea de tener un grupo de control en Tierra, mejor dicho, en el agua.
 —Los resultados son los mismos que los obtenidos con el grupo de prueba, señor.
 —Magnifico, esto sin duda representará una o dos publicaciones en Nature. Imagínese usted: "Correlación entre niveles de cortisona y niveles de estrés en grupos científicos multidisciplinares en micro-ambientes con distintos valores de gravedad"
 —Quizá.
 —¿Y ahora qué viene Porter? ¿Va a solicitar al comité un asiento en gravedad cero? En lo personal sería el paso más evidente en su proyecto.
 —Espero volver lo más pronto posible para completar el informe con algunos manuscritos.
 —¿Manuscritos? Usted es tan peculiar Porter. ¿Por qué seguir con ese método tan arcaico? Eso es lo de menos, podemos asignarle un asistente que se encargue de ir a buscarlos a su oficina, los digitalice y el asunto se da por terminado.
 —Señor, con todo respeto, considero pertinente mi regreso a la Tierra.
 —Veo.

 Nada más incómodo que un silencio más largo que los habituales tres segundos que tarda la señal en ir de la Tierra a la Luna, casi un orden de magnitud por encima.

 —Entenderá usted que el comité tiene un presupuesto reducido...
    "Bla bla bla bla, basura, bla bla bla" es todo lo que él entendió. Son unos mentecatos hijoputas. Y se siguen preguntando porqué la gente no quiere trabajar con ellos y prefiere matarse. Ignoran por completo la naturaleza humana, creen que somos máquinas que producen y reproducen conocimiento. Nuestras mentes cartesianas requieren un respiro, gritan nuestras almas (si tal concepto aún es válido). ¿Por qué diablos quiero irme de una roca de gentes aisladas a otra un poco más grande?.
 —Sin embargo esta es la cuarta vez este semestre en la que hago esta solicitud. Señor, calcule usted cuántas horas-hombre se han perdido por encontrarme varado aquí. Como informé en su momento, he concluido la etapa de investigación de campo. Esperé el vehículo que me llevara de vuelta, entre tanto avancé con el análisis preliminar de los resultados obtenidos. Tras la segunda negación del transporte, seguí trabajando. Ya he redactado buena parte de la tesis, necesito mis manuscritos para finiquitar este asunto y poder continuar mi labor académica en otro proyecto.
 —¿Insinúa usted que su estadía en la estación lunar internacional ha sido un despilfarro de presupuesto? De ser así usted quedaría inmediatamente despedido, por malgastar los bienes de la humanidad holgazaneando. Pero no es de preocuparse, podría conseguir algún empleo que le de comer en la colonia, ya sabe, labores de mantenimiento y limpieza, usted es afín con la tecnología, por el pan usted no se quedará de manos cruzadas.
    De nuevo ese silencio de más de seis segundos.
 —Sabemos muy bien que ese no es el caso.
 —Sabemos muy bien que no podemos enviar un viaje charter. Se lo diré por tercera ocasión, tenga paciencia. La nave de re-abastecimiento anual llegará en un par de meses, o eso es lo planeado. Ya sabe usted como estamos de presupuesto, igual la colonia está empezando a ser autosuficiente...
    Mierda, esto va para largo.
    Tomó un hondo respiro lleno de resignación y aire reciclado. Será una ocupación cambiar los filtros. Él recordó haber escuchado que alguien en la Colonia tenía libros. Libros de verdad, de esos con tinta impresa sobre fibras vegetales. Sonrió.

20130816

Sobre el espíritu indomable, temporalmente encadenado.

Perseguirte quizá sea una de esas causas perdidas, eso poco o nada importa. Hay empresas inútiles en los que el ser se empecina haciendo caso omiso de todos los signos evidentes de la ruta hacia el fracaso. Hay luchas perdidas desde antes de iniciadas, contra gigantes montañas de hielo que carcajean al ver nuestra llama. Existen dioses terrenales tangibles y etéreos que no pueden ser domesticados, que se escapan como el agua entre las manos, invisibles pero siempre presentes como el aire que respiramos.
   Tu error es subestimar tu espíritu, que quiere crecer, volar y ensancharse tanto o más que el propio universo. Y no entiendo cómo ni porqué lo atrapas en una botella, lo achicopalas y reduces para esconderlo en el último anaquel de tu pecho, quizá lo dejas en casa todos los días al cuidado de Eusebio, quizá lo cargas todos los días en tu bolso, al lado del portátil y los cuadernos con anotaciones laborales que, admítelo, aburren cualquier gana de la academia y prospecto de vida.
   Ya verás, tarde o temprano ese estuche de cristal no podrá contener más tanta presión, y de hecho no querrás contenerla. Las raíces de los árboles crecen, se abren paso entre la tierra, y de ser necesario rompen pavimento y fracturan viviendas con tal que todas y cada una de sus ramas y hojas se yergan a lo alto, hacia las estrellas. Hay fuerzas incontenibles que no puedes someter a la rutina, con las deudas, con las labores mínimas repetitivas ejecutivas.
   Ya verás que llegará el momento en que tu llama crezca, ese fuego interno que has tratado de extinguir consumirá con voracidad los calambres del alma, tu espíritu florecerá en una sinfonía de colores. Ya verás cómo retomas con ahínco las letras, ya verás lo que es sentir de nuevo más allá de la nada, la soledad y quizá algo de nostalgia. Ya verás cómo aire fresco ventila esos rincones llenos de polvo de tu alma. Entonces volverás a reír. De verdad.
   Aquella será una noticia pertinente, la esperaré.
  

20130812

Tres promesas

Puedes pedirme que dibuje paisajes con cielo verde, pastos azules, montañas flotantes y ríos de cera. Puedes pedirme que me escape al monte y coma mermelada de tierra. Puedes pedirme que recite poemas confusos en lenguas inexistentes, que vague desnudo sin nombre como alma en pena.

Puedes pedirme que le robe al mimo su silencio. Puedes pedirme que muela a golpes La Piedad, El David y la estatua de Atena, que arañe y desgarre la Mona Lisa y me coma los Zapatos Viejos. Que muerda las pirámides aztecas hasta hacerlas polvo, que queme los instrumentos de toda orquesta.

Puedes pedirme que robe los anillos de Saturno, el tridente de Neptuno, que rapte al tiempo a Io, Calixto, Ganímedes y Europa. Que coma vidrio, vista tinieblas, que haga que la lluvia caiga de la tierra hacia el cielo, retardar la primavera.

Puedes pedirme que venda mi alma por cantidades irrisorias de bienes fatuos, que regale mis creencias a cualquier religión monoteísta de moda. Puedes pedirme que peque en cualquier continente sin importar la condena. Puedes pedirme que cometa infamias que arranquen al mismísimo Borges de su tumba para que reescriba la Historia Universal.

Puedes pedirme que cave con las uñas un túnel que cruce cordilleras. Puedes pedirme que enmudezca para siempre, que escape de tu vista, que evada por siempre tu trayectoria so pena de destierro. Puedes pedirme que calle lo que siento, que ahogue mis principios, que te mienta. Puedes pedir que me abandone a la locura, que deje mi oficio para entregarme a la irracionalidad y negar mi propia naturaleza. No importa que todo aquello vaya en contra de mi voluntad, no importa que esto me obligue a alejarme de ti entre llanto seco enmudecido, rendido y derrotado, cumpliendo mi promesa.

Puedes pedirme todo salvo tres cosas, que no quede duda de ellas. Arrancarte de mi memoria, debajo de mi piel está tatuada tu esencia. Proferir hacia ti, mujer adorable, cualquier clase de odio. Y tal vez podrás hacerme jurar dejar de amarte, pero jamás dejará de latir por ti mi corazón para negar tu existencia.

20130811

TEST_0.01

Te quiero como las hojas al viento
solo con tu aliento sin ser pájaro puedo volar.
Te quiero como el desierto a a la lluvia
calmas la sed de mi alma, llenas mis venas de vida.


20130810

Contigo

contigo
(Del lat. cum, con, y tecum, contigo).
1. pron. person. Forma de la 2.ª persona, ti, precedida de la preposición con.

RAE

Sin ti puedo vivir. Alguna vez lo hice por más de dos décadas. Sin ti puedo crecer, soñar, construir. Sin ti el mundo no se acaba, la Tierra seguirá girando, los hombres irán a la guerra, los tiranos seguirán hinchando sus arcas. Puedo, pero no quiero.

Por que mi mundo puede llegar a tener completez en las fibras más profundas añadiéndole esa palabra. Por que la vida sin ti es como el conjunto de los racionales, aparentemente llena, continua, sin baches ni huecos, pero a nivel subatómico hay incontables espacios vacíos ínfimos, intersticios quizá despreciables uno a la vez, o cientos de millones, pero en total tu ausencia me deja incompleto.

Basta encontrar una mirada tuya de ternura para dibujarme una sonrisa, basta un abrazo, un beso, el sentir tu cuerpo cálido junto al mío, basta una palabra escrita que me deje saber quizá de soslayo que me quieres contigo.

Y pensar que quedarme inmóvil y callado te va a alejar de mí me desconcierta. Por eso iré en tu búsqueda, detrás de los cerros, hasta el lado oscuro de la Luna. Por que tan solo añadir esta palabra a los verbos infinitivos les da una fuerza inconmensurable.

Respirar , contigo.
Despertar, contigo.
Reír, contigo.
Soñar, contigo.
Crecer, contigo.
Construir, contigo.
Envejecer, contigo.
Querer, contigo.
Vivir, contigo.
Amar, contigo.

Filipo Rviz y el Taller del Cuento Ciudad de Bogotá 2008

Sobre esta página

Filipo Rviz / Felipe Gómez abre este espacio en abril de 2008 cuando hizo parte del Taller de Cuento Ciudad de Bogotá 2008.
Dirigido por Carlos Castillo Quntero
http://www.tcuentobogota.blogspot.com

Desde entonces esta Bolsa de Ideas reune los relatos preliminares.


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